443. Fin de la temporada 18 de "Donde Panchito"



Queridos amigos:

Hemos concluido una nueva temporada. Y, como es costumbre, lo haremos con un vídeo de conclusión, donde repasaremos diversos datos del blog en este año 2023 que ha terminado. Es un cierre de temporada muy especial, puesto que Donde Panchito ya no existirá nunca más. Todos los detalles en el siguiente vídeo. Que lo disfruten.

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442. Jerónimo y yo


Debo reconocer que soy malísimo viendo películas. No me atraen mucho... son contadas con los dedos de una mano la cantidad de veces que he ido al cine en estos últimos diez años. Claro, eso cambió una vez que conocí a mi Eve y a su hija. Hemos ido un par de veces al cine este año (a principios de año a ver "Titanic" y en abril a ver la película de Mario). En casa, de a poco me ha ido entusiasmando el ver series por plataformas de streaming, o películas como "Elementos", que la encontré muy entretenida.

Pero, una película que vi hace poco me emocionó mucho. Y me trajo recuerdos, muchos recuerdos, de una mascota que tuve hace ya más de 10 años y que, después de ver la película, debo reconocer que aun extraño demasiado: Jerónimo II.



"Marley y yo"

La película que vimos con mi Eve hace un par de semanas tiene por nombre "Marley y yo" (o "Una pareja de a tres" en España... una traducción literal de la película, ¿no? XD), y es del año 2008. Cuenta la historia de un matrimonio que tiene un hilo argumental con respecto a su vida como pareja, teniendo hijos y trabajando en dos periódicos rivales. Pero el centro de la historia es Marley, un perro labrador que pasa con ellos increíbles 14 años. Conforme va creciendo, va causando problemas en la familia por ser muy desordenado pero, a la vez, van creando un lazo muy fuerte de amor entre todos. 

Marley, con la pareja que lo adoptó

No quiero contarles la película completa (si no la han visto, véanla. No tiene ningún desperdicio). Pero, en resumen, la película muestra el vínculo que se crea entre la familia y el perro. Un vínculo de amor y cariño entre los humanos y una mascota. Al final de la película, Marley muere (siento hacer este spoiler, pero debo decirlo para continuar con el artículo), luego de haber hecho feliz a todos los integrantes de la familia (los padres y sus tres hijos). Les dedican palabras de adiós antes de enterrarlo que son muy emocionantes. Debo reconocer que me dio mucha penita. No es en balde que, en varios sitios web especializados en películas, declaran que "Marley y yo" está entre las 10 películas del género "Comedia Romántica" más tristes.


Jerónimo y yo

Una vez que terminó la película tuve que disimular una que otra lágrima que me corrió, para que mi esposa no me viera acabado. Y no es que sea una debilidad llorar... sólo que la película me hizo pensar mucho en Jerónimo II, un gato que tuve en mi pubertad y adolescencia, y que me acompañó a mi, a mis papás, y a mis hermanos, durante más de 10 años.

Jerónimo II

Hablé mucho de él en un artículo que escribí un par de meses después de su muerte, en 2011. Y, tal como escribí hace un rato, después de 12 años desde que ya no existe, aun lo extraño. Tengo una carpeta en mi computador lleno de fotos con mi Jero y, cuando las veo, me emociono mucho. Tanto así nos marcó Jerónimo a nosotros que, cuando hice un vídeo para recordarlo en el blog, mi hermano Andrés me comentó que lo extrañaba muchísimo, y eso que él ya no vivía con nosotros para ese entonces.


Ver la película me hizo imaginar que Marley era Jerónimo, y ver los momentos que vivieron todos en la película me hicieron viajar al pasado para recordar al gato más querido que jamás hemos tenido.


Amor por las mascotas

El vínculo que se crea entre uno y su mascota marca. Y marca para siempre en muchos casos. Es cierto que, desde entonces, he tenido muchas mascotas. De hecho en casa, hoy, tenemos tres gatitos (Copo de Nieve, Nébula y Jerónimo IV), y una perrita (Perla). Y me hacen feliz con sus travesuras y sus muestras de cariño. Pero Jerónimo II... ese gato jamás podrá ser igualado.

Jerónimo II en sus dotes de cazador

Tanto recuerdos que tengo con él... cuando intentó cazar una gaviota (era buen cazador, ve la foto de más arriba), o cuando jugaba revolcándose al lado de la leña de la estufa o intentando comer un cuesco de aceituna. Cuando se paraba al lado de mi mamá para pedirle comida y mi mamá le conversaba mientras cocinaba. De hecho, cuando Jerónimo II murió, mi mamá confesó que, meses después, seguía pensando que él estaba ahí, al lado de ella, pidiendo comida. Uno extraña tanto a sus mascotas cuando se van...

Doce años han pasado de la partida de Jerónimo II. Y aquí estoy: hablando de él. El amor que existe con las mascotas es genial. Y es una muestra de lo que originalmente quería Dios para toda su creación: que hombres y animales pudieran vivir en paz y armonía. Eso pronto será así. Mientras tanto, sigamos disfrutando de la compañía de nuestras mascotas: no importan si es un gato, un perro... o la mascota que tengas. Sigamos disfrutando de nuestras queridas y amadas mascotas, que amor más leal y puro... es difícil de encontrar. ¡Hasta el siguiente artículo!


Vídeo en memoria de Jerónimo II, subido en 2011

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441. No fue sólo un accidente...

 

A lo largo de estos ya más de 17 años escribiendo en este lugar, he hablado en más de alguna ocasión sobre el sistema de transporte público de Concepción, la ciudad donde vivimos Eve y yo. Y no precisamente hablo muy bien de quienes tienen el deber de transportarnos sanos y salvos entre las diferentes comunas de esta urbe, urbe que ya va para el millón doscientos mil habitantes. Mi sensación es que nuestro sistema de buses es un caos, un desastre. Sin embargo, a pesar de que mi percepción no es de las mejores, jamás imaginé que, finalmente, ocurriría algo terrible que me hizo pensar en que hay que hacer un cambio de raíz en la forma en que se traza el transporte en Concepción.

Hace unos meses una micro de la línea 23 (San Pedro del Mar) tuvo un horrible accidente de tránsito. Intentó cruzar una línea férrea en la ruta 160, que une el centro de Concepción con el sur de la urbe (Coronel, Lota), sin percatarse el chofer que venía el tren. El impacto (véase la foto del principio de este artículo) fue tan fuerte que arrastró a la micro unos 100 metros antes de que el tren se detuviera. La micro quedó totalmente destruida. Como consecuencia de tal temeraria acción, siete personas perdieron la vida. El chofer se salvó y quedará con el cargo de conciencia de haber tomado una mala decisión que trajo consigo la pérdida de vidas humanas. Y eso sin contar lo que arriesga en cárcel por su acción.


Pero, ¿saben? El título de este artículo lo dice todo: lo ocurrido no fue tal sólo un accidente. De hecho, cuando ocurren este tipo de tragedias en las carreteras, la gran mayoría de estas no son precisamente accidentes de tránsito y nada más. Son impudencias, acciones temerarias de los choferes (ya sean profesionales o no), en muchos casos con el afán de ganar unos pocos segundos de tiempo. Pero, ¿realmente vale la pena? ¿Habremos aprendido luego de este fatal imprudencia del chofer?

Lo cierto es que han pasado ya sus buenas semanas desde la tragedia y siguen ocurriendo acciones irresponsables de algunos choferes. En mi caso particular, puedo ver casi a diario imprudencias que pueden ocasionar serios accidentes. Muchos se pasan los semáforos en rojo, o los discos pare... tampoco respetan la velocidad máxima ni los pasos de peatones. Choferes de la locomoción colectiva haciendo carreras con tal de ganar algún pasajero... en fin, siempre habrá una excusa para actuar de esa manera, aunque ninguna de ellas sea válida. Y, claro está, los peatones no se quedan atrás cruzando con rojo o a mitad de cuadra sin mirar si viene algún vehículo.

Como les conté años atrás, tuve un accidente de tránsito justamente por un irresponsable que dobló en un lugar prohibido. Desde entonces, cuento con un celular antiguo que lo uso para grabar todos los viajes que hago en mi trabajo, para tener un respaldo de lo que sucede en el camino. Claro, esto puede ser un arma de doble filo, porque si el que se manda un error soy yo, quedará grabado. Pero me ha servido para no caer en la tentación de cometer una imprudencia sólo por ahorrarme unos cuantos segundos. A continuación, les comparto algunas imprudencias que he grabado. Algunas son mínimas, pero otras pueden ocasionar serios accidentes de tránsito (recuerden lo que dije sobre los "accidentes").


Amigos lectores: mi intención no es funar a nadie con el vídeo. Es sólo tomar conciencia de que conducir un vehículo no es un derecho. Uno debe ganárselo. Tener una licencia de conducir conlleva una seria responsabilidad. Tal como un cuchillo bien afilado puede usarse para bien (en la cocina), como para mal (hiriendo a alguien), conducir un vehículo puede ser para bien (ir al trabajo, vacacionar), como para mal (hiriendo o matando a alguien). Siempre hay que manejar a la defensiva. Al fin y al cabo, la gran mayoría de las veces, esas acciones temerarias sólo harán ganarnos un par de segundos, nada más. Bien dice el dicho: "Más vale perder un minuto de la vida, que la vida en un minuto".

Saludos a todos amigos. Ya se viene el final de la temporada 18. Con mi esposa Eve tendremos un vídeo de conclusión donde contaremos algunos aspectos importantes de este año 2023. ¡No se lo pierdan!

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Artículos en el blog donde hago referencia a conductores irresponsables:
021. ¿Hasta cuando, señores choferes? (11.04.2008)
095. Y nuevamente mis amigos los choferes (09.11.2009)
145. Apretado como sardina (29.09.2011)
186. Despáilate poh Panchito (18.12.2012)
253. ¡Borracho, borrachito! (02.08.2017)
226. Fórmula 1... Al estilo "Ruta las Playas" (24.12.2016)

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Procedencia de las imágenes:

Imagen superior: https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2023/09/01/accidente-entre-biotren-y-microbus-deja-siete-fallecidos-y-12-heridos-en-san-pedro-de-la-paz/

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